para evitar reacomodo de la guerrilla.
Por JUAN CARLOS MONROY G. | Publicado el 29 de febrero de 2012
El reacomodo de frentes de las Farc en Antioquia, sus ataques
contra la Fuerza Pública, la infraestructura energética y la
intención de controlar zonas clave para sus finanzas
derivadas del narcotráfico y las extorsiones, obligaron al
Ejército a replantear su estrategia y despliegue de tropas.
La principal amenaza para el departamento se concentra hoy
en las subregiones del Norte y Nordeste antioqueño por la
presencia del frente 36 de las Farc, al mando de alias
«Ánderson», experimentado jefe guerrillero con 26 años
de militancia. Los ataques con explosivos contra tropas
del Ejército y la Policía, bloqueos de vías y voladura de
torres de energía se incrementaron desde finales de 2011.
Estas acciones afectaron poblaciones como Anorí, sometida
a un corte de energía entre diciembre de 2011 y enero de
este año por el derribo de una torre. A eso se suman la
quema de vehículos y atentados recientes como la explosión
del caballo-bomba que mató a un soldado en Toledo.
La arremetida guerrillera responde a un reacomodamiento de las
Farc, advierte el general Hernán Giraldo , comandante de la VII
División del Ejército. «Ante la ofensiva de las tropas en el
Nudo de Paramillo (entre Antioquia y Córdoba), el frente
Mario Vélez se desplazó al Norte y Nordeste antioqueño para
apoyar al frente 36 en sus ataques terroristas y finanzas».
Según Giraldo, estos movimientos tienen como objetivo atentar
contra la infraestructura energética en zonas como Amalfi,
Anorí, Guadalupe, Briceño y asegurar para sus arcas dinero
obtenido con la extorsión al comercio y la minería, cuyo actual
auge en el Nordeste atrajo a empresas para la extracción de oro.
Como ejemplo de lo que significan estas subregiones, el general
Giraldo recuerda que alias «Pájaro», segundo jefe del frente 36
y desmovilizado en febrero de 2011, recogía 1.500 millones de
pesos al mes para las Farc.
Luis Eduardo Celis , investigador del conflicto de la Corporación
Nuevo Arco Iris, coincide con el comandante militar en ese
movimiento de estructuras.
Celis indica que «el límite del norte de Antioquia y el sur de Córdoba
fue una de las zonas con mayor intensidad del conflicto en 2011.
Como en otras partes del país donde se han adaptado, en Antioquia
las Farc están reordenando sus frentes para enfrentar la ofensiva militar».
Refuerzo de tropas
La respuesta del Ejército para contrarrestar este reacomodo de
las Farc empezó con la creación de las Fuerzas de Tarea Conjunta
contrainsurgentes en Ituango y Briceño con brigadas móviles y
un grupo de la Fuerza Conjunta de Acción Decisiva.
«Son unos 1.200 soldados los que conforman estas nuevas unidades
militares desplegadas entre los ríos Nechí y Porce, para copar
territorios entre Zaragoza y Anorí y la zona entre Amalfi,
Guadalupe y Campamento», indicó el general Giraldo.
Estas zonas también son corredores de movilidad para la
guerrilla hacia el norte y oriente del país, donde se abastecen
de armas, material de intendencia, alimentos y tráfico de alcaloides.
En el norte, nordeste y Bajo Cauca de Antioquia se asienta toda
la cadena del narcotráfico, que es el combustible de la maquinaria
de los grupos armados ilegales, desde la siembra de coca y
marihuana hasta la producción de base de coca y cocaína en laboratorios.
Cuando alias «Pájaro» se entregó a las tropas hace un año,
aseguró en entrevista con este diario que cada semana recogían
«entre 30 y 50 kilos de mercancía y 100 o 130 millones de pesos
semanales. Súmele lo de las extorsiones a las retroexcavadoras
de la minería que son unos 50 millones de pesos».
Fuentes de inteligencia militar indican que Farc y Eln, que en
algunas zonas mantienen alianzas, concentran unos 350 guerrilleros,
sin contar milicianos.
Jairo Delgado , general (r) de la Policía y director de análisis del
Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga, resalta
la necesidad de revaluar la estrategia militar. «Es evidente la
regionalización de los ataques por la capacidad que mantienen
las Farc en algunas zonas, que obliga a las autoridades a reposicionar
sus unidades y revisar planes de seguridad para combatir a estos
grupos ilegales».
Primeros resultados
Los resultados del cambio de estrategia militar se evidencian
en los 156 guerrilleros que perdieron las Farc en estas zonas
desde 2011: 98 fueron capturados, 38 se desmovilizaron y
9 murieron en combates con el Ejército.
Entre los abatidos está alias «Pacheco», responsable del derribo
de una torre de energía en Cáceres que dejó sin el servicio parte
de la Costa Atlántica. En Cáceres fue capturado alias «Pipo»,
segundo al mando de la compañía Alberto Martínez del frente 18,
que delinque en el norte. Era explosivista y un guerrillero con 17
años de militancia, acusado de ataques y homicidios.
Para el general Giraldo, el logro más importante es el incremento
de las desmovilizaciones en regiones con bajo índice de deserciones
por la histórica influencia de la guerrilla.
«De las 38 desmovilizaciones, 22 se dieron en zonas de Ituango
con fuerte presencia de las Farc como el corregimiento Santa Rita.
Varios de los que desertaron pertenecen a las redes de apoyo del
frente 18, responsable de ataques contra las tropas y la Policía»,
agrega Giraldo.
Romper los nexos de las Farc con un sector de la población es
otro de los campos de batalla en la guerra contra la guerrilla en
uno de sus fortines.