Bogotá, 30 de septiembre de 2010
Compañeros (as)
Isabel Zuleta, Edgar White, Luis Bernardo Vélez, Carlos Ballesteros, Beatriz Salgado, Jorge Gómez
Mesa de Debate Ciudadano Hidroituango.
Reciban un cordial saludo.
He sido enterado de la celebración del Foro que el próximo sábado llevarán a cabo en el municipio de Ituango, en el que debatirán conjuntamente con la comunidad de ese municipio y de otros afectados de manera directa por el Proyecto Hidroeléctrico Ituango, acerca del proceso que desembocó en el arranque del proyecto y de las afectaciones que el mismo tendrá sobre las poblaciones vecinas.
He querido dirigir este mensaje a ustedes y a los asistentes al evento, si a bien tienen extenderlo a ellos, para expresarles mi respaldo sin reservas a la iniciativa de impulsar una amplia participación de las comunidades en el debate y conocimiento de proyectos de esta envergadura, generalmente adelantados de espaldas a ellas, y no pocas veces en contra de sus necesidades e intereses.
He considerado que al proyecto le llegó la hora, es decir, está en el momento justo para ser ejecutado, pero quisiera si me permiten, hacer dos reflexiones sobre el mismo. La primera tiene que ver con la necesidad de que la ejecución y puesta en funcionamiento no lesione uno solo de los derechos de los ciudadanos que inevitablemente se verán afectadas por el mismo, pues si bien el interés colectivo, en este caso el incremento de la generación de energía correspondiente al crecimiento de la población, prima sobre el individual, éste no puede deteriorar en nada, las condiciones de vida de aquellos que deben renunciar a sus intereses particulares para dar paso al proyecto. Eso quiere decir que quienes deban ser reubicados deberán serlo en condiciones iguales o superiores a las actuales, y que los que se afectan de manera indirecta por cualquiera de los efectos como la presión migratoria, los cambios de usos del suelo o del territorio, la modificación de las rutas de transporte etc., deberán ser igualmente recompensados.
Pero de manera especial, y esta es la segunda reflexión, la mayor riqueza generada a partir de la puesta en funcionamiento del proyecto, deberá incidir en el mejoramiento del nivel de vida de los pobladores de la zona y del Departamento de Antioquia, que al fin y al cabo son los dueños de ese extraordinario recurso natural. Y quiero precisar que esto no será preciso si la energía generada en HIDROITUANGO no se integra a la producción de bienes con valor agregado. No puede ser que la energía simplemente sirva para actividades domésticas o para exportar, es preciso que se utilice para apalancar procesos industriales y de transformación de materias primas, lo que riñe con la política neoliberal que conduce a Colombia a dedicarse a actividades extractivas mineras.
Espero que sean exitosas sus deliberaciones, y expreso desde la capital mi solidaridad total con la iniciativa de sacar del ámbito privado el debate sobre un proyecto de tanta trascendencia.
Reciban mi fraternal saludo.
JORGE ENRIQUE ROBLEDO CASTILLO
Senador de la República
POLO DEMOCRÁTICO ALTERNATIVO.