La Asociación Agropecuaria de Caramanta (ASAP) realizó el pasado Sábado su 22º Asamblea General Ordinaria, en la cual se decidió unánimemente por todos/as los/as participantes de esta asamblea, comunicar a la comunidad que vemos con preocupación la gran amenaza que representa la minería a gran escala que está llegando a nuestro territorio, desconociendo la vocación agropecuaria, la cultura y la identidad campesina, que han posibilitado el desarrollo social y económico del municipio y la región del Suroeste antioqueño.
La minería a gran escala en sus diferentes etapas impacta negativamente sobre derechos fundamentales consagrados en la Constitución Política, como el derecho al agua potable (art 366), el ambiente sano (art 79), a la vida digna (art 1), la autonomía territorial (art 1), al trabajo y otros como la soberanía alimentaria y el territorio en general.
El código minero ha concedido autonomía a las empresas, sea nacional o extrangera, en igualdad de condiciones para extraer los recursos mineros. Según Secretaría Departamental de Minas la totalidad del territorio de Caramanta esta solicitado o concedido en títulos mineros. De igual manera en el municipio se están solicitando el uso de 22 fuentes de aguas por parte de empresas mineras (según Corantioquia) en las cuales se incluyen 19 fuentes de agua entre Conde y Barro Blanco, y otras 3 en el corregimiento de Alegrías, que abastecen de agua a cientos de campesinos/as. También en Caramanta se viene dando el fenómeno de la concentración de la tierra, en donde al igual que en todo el suroeste, el 0,46% de los propietarios poseen el 45% de las tierras (según el DANE), las cuales seguramente pasarán a ser de uso minero.
Este modelo de desarrollo en nada favorece a la mayoría de los habitantes del país, Caramanta y otros municipios vecinos como Támesis, Jericó, Valparaiso, Pueblo Rico, Tarso, Jardín, Marmato, Supía y Riosucio, en los cuales se presenta esta situación con la minería y que en cambio producen café, plátano, caña panelera, yuca, maíz, hortalizas y legumbres, frutas, leche y carnes desde tiempo de antaño, culturas que quedarán cubiertas por la codicia del oro, riqueza material y poder, y que sólo dejarán como legado a nuestros hijos la DESTRUCCIÓN de los bosques nativos, del aire puro, del agua potable y de la identidad campesina, así como la división de la comunidad y otros males sociales que generalmente rodean las explotaciones mineras como la drogadicción, la prostitución y el encarecimiento del costo de vida.
Bajo la disculpa de sacar al pueblo de la pobreza y la desigualdad se viene proponiendo empleo que sólo abarca sólo el 1% en el país en las diferentes fases, exploración y explotación, pues se requiere de personal altamente calificado para operar la maquinaria que también se trae de otros países.
Así, el cambio climático y los problemas ambientales se agudizan, mientras se cambia el uso del suelo de agrario a minero, sin consultarlo a la comunidad y sin presentar ampliamente sus implicaciones e impactos. Es por eso que debemos exigir claridad entre todos los sectores de la comunidad caramanteña, a las empresas mineras, al gobierno local, a la corporación autónoma regional (Corantioquia) y a la secretaria de minas. Por todo lo anterior acordamos exigir organizadamente NO permitir más la entrega de títulos mineros y concesiones para proyectos minero-energéticos, así como la evaluación de los conflictos y de impactos socio-ambientales no considerados por las empresas mineras.
Caramanta – Antioquia, 28 de Abril De 2012