Parece poco relevante el tema de las plantas, pero hay una poesía detrás de ellas, la poesía del recuerdo, de los saberes, de las historias, de los dolores, de la memoria esa que guardan secretamente las plantas, y que pocos hemos querido entender, el arraigo de su historia, que ha sido también la memoria arrebatada por el conflicto y los megaproyectos, es la forma de recordar, es la forma de resistir.
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Una planta no nace por sí sola, una planta requiere de años de haberse transformado, de haber encontrado su hábitat, resistir y semillar para volver a nacer, ese eterno retorno el mismo ciclo de la vida que se mantiene de generación en generación, las personas las han utilizado como medicina, para decorar sus casas o como plantas de poder. Este fanzine es un homenaje también a la forma de vida pensamiento y cosmogonía cañonera, que se ha ido perdiendo con la llegada e imposición del mal llamado “desarrollo”, todas estas plantas se usan de manera cotidiana en su quehacer diario, como por ejemplo el cedro playero que sirve para limpiar el oro o la col de monte como alimento, entre muchas otras que veremos más adelante.
A cada persona de este país debería dolerle lo que está pasando con la gente, pero también lo que pasa con cada ser que habita el cañón, el bosque, las plantas y también los usos y saberes construidos durante muchas generaciones; no es solo una planta la que está allí sino un saber perdido. hay algo de lo que no se ha hablado la memoria, las afectaciones al Río y a las plantas que no se cuantifica y son inmensamente costosas, la pérdida de especies valiosas que solo se dan en ciertos lugares; así mismo los recuerdos de la niñez de muchos y muchas, como cuando alguien come una piñuela y recuerda sus historias, duelen estos megaproyectos que pasan por encima de la vida y la dignidad de las distintas manifestaciones de vida que habitan el Cañón del Río Cauca en Antioquia.