El pasado 23 de julio, en el Teatro Metropolitano de la ciudad de Medellín en el marco de la conmemoración de los 70 años de fundación de EPM, el alcalde Federico Gutiérrez expresó “Nosotros tenemos que dejar un legado para que cuando haya cambio de gobierno, que ojalá sea muy pronto, EPM le pueda decir al nuevo gobierno y al país que tenemos listo para ejecutar proyectos como Espíritu Santo. Tenemos que mirar hacia adelante” afirmación que encendió nuestras alarmas como víctimas de Hidroituango porque EPM nunca, hasta este momento, ha asumido la responsabilidad, ni ha reparado los daños, ni mitigado los impactos causados por la construcción y la operación de Hidroituango, tampoco han quedado superadas las angustias y riesgos que padecemos tras el desastre del 2018 mal llamado “contingencia” y la puesta en marcha de cuatro de sus ocho turbinas, hechos que llevaron a reiterar las medidas cautelares promulgadas por el juez 75 y hoy tienen en juicio a tres representantes de empresas involucradas, y ahora pretende imponer otro proyecto en nuestro territorio tan maltratado por esta empresa.
Lo único que rescatábamos del desastre del 2018 era la suspensión del proyecto Espíritu Santo, ubicado en el Río Cauca a 18 kilómetros de Hidroituango, aguas abajo del muro de presa, en la desembocadura del Río Espíritu Santo perteneciente al municipio de Briceño, la mayoría de las obras se localizarían en los municipios de Briceño, Ituango y Valdivia, municipios ya afectados por Hidroituango que no soportan más afectaciones.
Como comunidades afectadas por Hidroituango articuladas al Movimiento Ríos Vivos anunciamos a EPM y a todos los interesados en esta megaobra que ejerceremos nuestro derecho de oposición. Solicitamos al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible que proteja lo poco que nos queda del bioma de bosque seco tropical y a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) negar cualquier solicitud de licenciamiento ambiental para este proyecto que acarrearía otra vez vulneraciones y revictimizaciones a todas las especies que cohabitamos en las riberas del hermoso Ríos Cauca y Espíritu Santo, pero sobre todo aumentaría el riesgo sobre la misma cuenca ya afectada por un proyecto del cual se desconoce la estabilidad o no del macizo rocoso.
Sabemos que el legado que pretenden dejar siempre es de muerte y desolación en las poblaciones humildes, ya ha sido suficiente el daño y el riesgo eterno que han causado, no más por favor.